viernes, 23 de abril de 2010

SHAKESPEARE Y EL ESPIRITU DEL VINO.

En el día de la fecha, se cumplen 448 años del nacimiento de William Shakespeare, uno de los escritores más célebres de la literatura universal y considerado el dramaturgo más importante de todos los tiempos. Su obra representa diversas temáticas, y hoy pondremos el eje en una contradicción que lo acompañaría a lo largo de toda su vida: la relación del alcohol en sus grandes obras y en el reflejo de su vida personal.
Sucedía a mediados del siglo XVII en toda Europa, que grandes reuniones entre los sectores más acomodados, eran regadas de opulentos banquetes y desmedidos excesos con las bebidas, y todo esto se vio reflejado a lo largo de toda la obra de William Shakespeare. Y es que la vida cotidiana inglesa no difería mucho de lo que el escritor plasmaba en sus obras, ya que desde Romeo y Julieta, Hamlet, El Rey Lear, Macbeth, Otelo, Enrique IV, y tantas obras más, cedería un espacio a subjetivas citas que han quedado en la historia.
Una de las bebidas más consumidas por el artista era la cerveza, (especialmente de Stratford), a la que supervisaba los ingredientes para su elaboración junto a profesionales de la cerveza, ya que existían alrededor de 60 fábricas en Londres. No tanto así con el vino, que si bien lo consumía, era muy caro, ya que lo importaban de Francia y España, tanto el Malvasía, como el vino Canario.
De este mismo país llegaba el Jerez que tanto agradaba a William, y no faltarían citas en “Enrique IV” …"Un saco buenas jerez tiene una operación de dos veces en el mismo, me asciende en el cerebro; seca mí no todos los tontos y sordo y vapores que ella, hace aprensivo, rápida, lleno de fuego y formas ágiles deliciosos, que, entregados oler…. se convierte en el ingenio excelente”….. “la segunda propiedad de su excelente jerez es decir, el calentamiento de la sangre, que, antes del frío y que es la insignia de la pusilanimidad y la cobardía, pero que se calienta el jerez y la hace luego de las entrañas a las partes extremas: se ilumina el rostro, que da como un faro de advertencia para todo el resto de este pequeño reino”… ¿acaso cualquier acto de coraje, y este valor viene de jerez, del mismo se trata de que el príncipe Harry es valiente, porque la sangre fría que naturalmente hereda de su padre, que tiene, como grasa, tierra estéril y desnuda, abonado con un esfuerzo excelente de la bebida y la buena tienda de jerez fértil, que llega a ser muy caliente y valiente…”En muchos tramos de sus obras aparece esa contradicción con el alcohol, ya que en su ambivalencia, señala que es deliciosa,  pero del mismo modo aborrece las consecuencias finales…”que los hombres deben poner un enemigo en sus bocas para evadir los cerebros”… .En Macbeth señalará…”el beber es el gran provocador de tres cosas, ¿Pues qué ha de ser? La nariz roja, el sueño y el orinar, en cuanto a la lujuria... la provoca y no la provoca, provoca el deseo, señor, pero impide realizarlo, te hace y te deshace, te excita y te desanima, te persuade y te desalienta, te hace firme pero poco duradero".Y finalmente en Otelo va a aparecer nuevamente esa serie de posiciones contrapuestas …“¡Oh invisible espíritu del vino! Si no tienes nombre, vamos a llamarte diablo!”, pero en otra escena finalizará… “el buen vino es una buena criatura familiar, si se utiliza bien”. Bon Appetit.

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