miércoles, 3 de febrero de 2010

MARCEL PROUST, RITZ, MAGDALENAS Y..CERVEZAS.

En el día de ayer se cumplieron 88 años del aniversario del fallecimiento de Marcel Proust, uno de los más influyentes escritores de la literatura del siglo XX. Cuantos escritores nos enseñaron a valorar ‘clínicamente’ el significado de una palabra, o a apreciar tan significativamente una pequeña historia cotidiana, o tal vez la descripción minuciosa de una escena aparentemente insignificante; y es que en ese sentido, cuando pensamos en Marcel Proust, y en las cervezas (que disfrutaba casi con amor idílico), uno ya imaginaba todo el desarrollo posterior en el que retrataba tan ceremonialmente la acción de beber placenteramente a la refrescante bebida.
Marcel Proust fue personalmente hablando, uno de los mejores escritores de todos los tiempos y su imagen siempre fue acompañada por esos famosos siete tomos de libros que se agrupaban bajo el nombre de “En Busca del Tiempo Perdido” en los que va a ir plasmando temas como el amor, la pasión, la profundidad de los sentimientos, la investigación de las personalidades, los personajes de su historia, de su vida, y en el que contextualiza uno de sus pasatiempos predilectos, que era asistir al Hotel Ritz, y que lo albergaría para beber sus frías jarras de cerveza que tanto lo apasionaron y que describió a lo largo de su obra.
Y es que Marcel, firme habitué del Hotel Ritz, acompañaba sus cervezas junto a sus amigos James Joyce, o Scott Fitzgerald, pero cuando la imposibilidad de ir lo contrariaba (ya que su hipocondría y su asma lo recluían en su habitación), lo mandaba a su amigo y chofer Odilon a buscar más cervezas frías al Ritz. Y es que el escritor entre cervezas, magdalenas, y cafés con leche, narraba con su estilo tan particular, que era el de su propia vida, con una narrativa tan profunda que lo llevaría a reencontrar su pasado volviendo a recorrer cada uno de los caminos perdidos, siendo su obra de este modo, mucho más que una novela.
Explicar a Marcel Proust y todo su mundo se vuelve inevitablemente una labor intrínseca de la conciencia de cada uno de nosotros, su lectura es casi ineludible pero sería interesante correr el velo entre tantos de sus escritos, para que retrate lo que para él representaba esa bebida tan placentera a los sentidos y que nos regala en muchos de sus párrafos…"Con el tiempo, como dice el refrán, le di a mis citas en el Ritz, y ahora quiero dar el Ritz de un encuentro en el tiempo, e incluso una cita a tiempo para la establecido para siempre en este lugar donde yo estaba tan cómodo y tan completamente feliz, yo, que hace mucho tiempo se la felicidad del pasado.
Cuando practicaba a probar uno de esos placeres que proporcionan los sentidos fuerte y trató de extender a mí en la medida de lo permitido por los caminos invisibles que siguen en el cerebro, las huellas de mis sentimientos, que es en el Hotel Ritz que he disfrutado los tónicos más poderosos que son una selección, serias reflexiones y palabras de luz, los alimentos deliciosos, ambiente exquisito. Cuando se determinó que yo estaba viviendo en contraste con el mundo, The Ritz, dejó abierta fue rápidamente mi preferencia (me enteré hoy que no cierra nunca, debe ser el paraíso). En ese momento, y un privilegio para mí, Odilon Albaret podía ir con su taxi a la calle Cambon si quería una cerveza fría o deseados para proporcionar calor del desierto de mi sed de estos picos de frescura, obeliscos frambuesa, fresa - acantilados de hielo de granito rosa.
Había pasado muchos años desde que había experimentado por primera vez y nunca me aburría, de los placeres de la cerveza como el Ritz, una noche en noviembre de 1922, después de horas de trabajo insoportable y la agonía empecé a soñar con lo que parecía ser de pronto más que una bebida: un remedio, una droga, un sacramento, un oasis, una alegría"
. Sin más palabras...Bon Appetit.


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