viernes, 26 de marzo de 2010

TOULOUSE LAUTREC: BARES, TABERNAS Y CULTURA.

Se cumplió el pasado 24 de noviembre el aniversario 146 del nacimiento de uno de los grandes pintores de la escena francesa del siglo XIX. Es que sin duda, si hay un pintor que retrató la noche parisina en todo su esplendor, para exhibir todo el brillo y transmitir todas las excentricidades, la transgresión de los personajes, los aromas más impactantes y los sabores más exuberantes de finales del siglo XIX, ese fue el gran pintor francés, Henri Marie de Toulouse Lautrec.
A este famoso pintor se lo identifica con la escuela postimpresionista, en principio se va a alinear con Edgar Degas y va a participar de la ruptura más importante con el impresionismo, alejándose de las pinturas paisajistas que en esos tiempos pintaban Monet o Renoir para retratar la vida urbana y sobre todo los locales de diversión nocturna.
A Toulouse Lautrec no le interesaban los paisajes sino que prefería los ambientes cerrados, de luces, colores, pero sobre todo luz artificial y centrará de algún modo, toda su atención en las mesas de los bares, los camerinos, los artistas, las bailarina y las prostitutas que siempre estarán acompañados por bebidas con alcohol, desde vinos y cervezas, pasando por brandy y whisky hasta lo que fue su gran adicción en ese círculo, como sería la absenta.
Son muchas las historias sobre su gran problema con los excesos de alcohol, pero en sus pinturas parecía no percibirse ya que expresaba las escenas vividas en las tabernas de modo tan brillante y retratando cada una de las muecas y gestos de las bailarinas, cantantes y artistas caracterizando cada momento con grandes expresiones de vivacidad y alegría. Toulouse Lautrec llegó a transmitir fehacientemente en sus pinturas expresando de modo magistral toda esa sorprendente combinación entre las diferentes bebidas que en esos tiempos se bebían en los cabaret y tabernas a las que asiduamente concurría, y las brillantes obras en donde el pintor logró expresar en su plenitud todas las embrionarias muecas de la modernidad. Bon Appetit.

viernes, 5 de marzo de 2010

OLMEDO: UN BRINDIS AL HUMOR!

En algún momento de la historia se frotó la lámpara del humor y de allí salió un genio, un genio rosarino que nos inundó de alegrías, ensueños, complicidades, ironías, lucidez, e inolvidables idiosincrasias en la utilización del vocabulario. En el día de hoy su imagen merece un humilde recuerdo, ya que hoy cumpliría 78 años el Negro Olmedo, muchas son las páginas y páginas que se han escrito, y su inigualable talento humorístico seguramente nos invitará ha encontrar nuevos matices, sobre lo que fue este gran artista.
Su barrio, ese que le dio tanta letra, era Pichincha, en Rosario, y su ‘calle’ y su persona sería la que recorrería las veredas y las avenidas de la improvisación, su tan ansiado despertar con ese famoso Capitán al que todos llamábamos “Piluso”. Tiempo más tarde lo volveríamos a reencontrar en la imagen de “Rucucu”, y unos años después hará todavía más famoso al queso y al dulce que lo que ha hecho la gastronomía popular, con el “Fresco” y “Batata” junto a Porcel.
Las continuas bromas que realizaba sobre si mismo crecerían a pasos agigantados en “No toca botón” donde va a encontrar aliados para las cargadas, tanto de sus errores como los de todo su equipo, y dilapidará humor e ironías desde personajes como “El dictador de la costa pobre”, “Chiquito Reyes”, “El Manosanta”, “El mucamo Perkins”, “Rogelio Roldán”, entre tantos, y con los largos, encantadores, y sorprendentes diálogos junto a Portales, en “Alvarez y Borges” que nos han regalado uno de los capítulos más memorables de la televisión argentina.
Y es que a partir de ahí apareció el fantástico roce con la gente, ese juego que no se sabía como finalizaba, unas veces con el público, otras tantas con las cámaras, y si hasta las publicidades eran chivos con guiños cómplices; el famoso ¡Sa Voy! los fideos Nutregal, los alíscafos Belt, y las frases que aún hoy resuenan entre nosotros…¡Eramos tan pobres!, ¡Y..si no me tienen fe!, ¡Siempre que llovió, paró!, ¡Soy pitufo, pero no bolufo!, ¡Ruu cuu cuu!, entre tantas otras genialidades. Inolvidables resultan esas sonrisas de atorrante hacia la cámara, los manoseos a Portales, (cuando era sabido que no le gustaba eso), sus famosos cruces de piernas, los cuentos absurdos de dramatismo en los que presentaba a un corazón al centro de la escena, y sus apasionados gustos por las bebidas para acompañar ruedas de amigos. Toda la cultura popular reflejada en pocas palabras ya que había conocido la pobreza y las grandes experiencias de vida, esa vida que barajó y repartió sin escatimar a quien iba dirigida, con entrega y claridad inigualables, como solo Alberto Olmedo podía hacerlo…¡Y...si la vamo a hacer, la vamo a hacer bien!

miércoles, 3 de marzo de 2010

MENDOZA, ARTE Y VINO.

Quizás en pocas horas, es muy difícil concentrarse en recorrer lugares significativos de una ciudad, pero es necesario remarcar, que el vino juega su partido en Mendoza, y probablemente, el triunfo esté asegurado, ya que a lo largo de esta bella ciudad, se pueden encontrar, una buena cantidad de vinotecas, donde se brindan charlas y degustaciones, y también numerosos espacios que dan lugar al arte, y toda su relación con el mundo vitivinícola.
En ese sentido, me dirigí a estos centros culturales, al menos para tratar de registrarlos, e intentar transmitirlos a través de un lente, y que sin embargo, refleje la calidez a la que nos tiene acostumbrado este maravilloso placer, que suele acortar distancias y aglutinar sentimientos.
Ciertas veces, las palabras abundan, y es necesario allanar el camino, para que el arte y la historia murmuren sus expresiones y sus representaciones. Una vez más, no es casual que esa combinación, junto a la historia del vino, sellen uno de los maridajes más elegantes y sensuales que nos podamos cruzar en nuestro camino. Bon Appetit.




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