En ese sentido, me dirigí a estos centros culturales, al menos para tratar de registrarlos, e intentar transmitirlos a través de un lente, y que sin embargo, refleje la calidez a la que nos tiene acostumbrado este maravilloso placer, que suele acortar distancias y aglutinar sentimientos.
Ciertas veces, las palabras abundan, y es necesario allanar el camino, para que el arte y la historia murmuren sus expresiones y sus representaciones. Una vez más, no es casual que esa combinación, junto a la historia del vino, sellen uno de los maridajes más elegantes y sensuales que nos podamos cruzar en nuestro camino. Bon Appetit.