
Platón nació en el año 427 a.c. y hacia el año 406 a.c. ya se encontraba junto a Sócrates recibiendo sus lecciones, en ese entonces Sócrates tenía alrededor de 60 años de edad. Las obras más reconocidas de Platón fueron El Banquete, La República, Diálogos y Las Leyes, entre otras, pero cuando no había solo ideas, especulación y teorías filosóficas, era cuando hablaba del vino y todas sus consecuencias coyunturales.

Es que a los conceptos de civilización y cultura, siempre se la asoció con el mundo del vino, y los hechos demuestran esa relación, que por esos años contaba con una ley del político Dioniso en la que se prohibía el consumo de vino a los menores de dieciocho años, considerándolos inmaduros para tal responsabilidad. Desde los dieciocho años hasta los treinta años, la aristocracia tenía permitido su consumo, siempre y cuando existiese moderación y no hubiera excesos, y finalmente, después de los cuarenta años, al beber vino se lo asociaba a la ‘madurez’ y a aprehender conocimientos, con plegarias e invocaciones a las ‘divinidades’ del vino.
En uno de los libros de Platón donde el vino ocupa más espacios, es en Leyes y en La República, donde señalará…. “Comenzaremos por considerar de qué manera han de vivir los ciudadanos que acabamos de organizar como dijimos. Tendrán que producir -¿cómo podrían no ha

Del mismo modo, otras frases relacionadas con el vino pasarán a dar cuenta de su significatividad y de su ambigüedad, cuando por un lado señala… “El vino enciende la cólera (Vinum incendit iram)”, y por otro lado… “En el vino está la verdad (In vino veritas)”, y finalmente una frase que Platón, en muchos sentidos repetiría… “El vino saca a luz los secretos ocultos del alma, infunde vida a nuestras esperanzas, impulsa a luchar al cobarde, disipa las preocupaciones y nos enseña nuevos medios para la realización de nuestros deseos”. Sin palabras…Bon Appetit.