Se cumplen hoy, 444 años del fallecimiento de un médico y astrólogo llamado Michel de Notre- Dame, más conocido por Nostradamus, y que fue considerado no solo uno de los más conocidos astrólogos de todos los tiempos, sino también un terapeuta que incursionó en el mundo vínico con su famosa receta del “vino hipocrático”, en referencia a un vino con carácter terapéutico.
El hombre que predijo el fin del mundo para el año 3797, tuvo en su más reconocida obra llamada “Las verdaderas centurias astrológicas y profecías” escrita en 1555, su paso a convertirse en el astrólogo más famoso y renombrado de todos los tiempos, que vaticinó tantas catástrofes a lo largo de los siglos posteriores. Pero no tenemos que dejar a un lado su papel de médico, la utilización de la meditación en sus escritos para “mantener en plena forma el sistema nervioso” y su también famosa obra “Tratado de las confituras” de 1552, donde se refiere a las bondades del “vino hipocrático”.
Es importante destacar que a pesar de que la historia nos dejara su imagen astrológica, Nostradamus no dejó de aplicar las profecías médicas como algo preventivo y curativo, partiendo de la meditación no solo como sinónimo de práctica religiosa, sino también, su aplicación diaria para los nervios y posteriores consecuencias.
Del mismo modo, nos han quedado mucha frases con respecto al vino al cual recomendaba en pequeñas dosis, señalando que “La sangre debe ser limpiada como el viñador limpia los barriles cada vez que se renueva la elaboración del vino”, o “en el invierno la sangre se torna pesada; y si no se aligera puede provocar desgano, lo cual esta considerado como la antesala de muchas enfermedades..” Otras frases que demuestran su interés en su faceta preventiva cuando aconseja “...durante todo el periodo de la cura se recomienda no comer carnes grasas ni cosas picantes, ni beber vinos demasiado generosos”.
En el “Tratado de las confituras” va a escribir sobre el famoso “vino hipocrático” que trascribiremos textualmente: “Tomad en época de vendimia, de alguna vieja viña, uva lo más madura posible. Tomaréis la cantidad de mosto que queráis y lo haréis hervir en un gran caldero. En cuanto comience a hervir y a hacer espuma, con una cuchara perforada o una espumadera quitaréis toda la espuma. Lo haréis hervir a fuego lento hasta que se hayan consumido las tres cuartas partes y quede en forma de jarabe un poco verde, es decir mal cocido. Lo sacaréis entonces del fuego, lo pasaréis por una tela o un tamiz. Hallaréis el fondo algo espeso, pero lo colaréis todo, y lo guardaréis todo en una jarra de vidrio o de arcilla bien barnizada.” Evidentemente Nostradamus sabía de que hablaba cuando se refería al vino, pero siempre lo aconsejaba dentro de los parámetros de la moderación… “Sed sobrios en el beber. Uno o dos vasos de vino dan vivacidad a la mesa, pero cuando la cantidad de vino aumenta, siempre aparecen peligros para nuestra salud. Una comida ingerida en la serenidad de la mesa doméstica resulta mucho más valiosa para la salud, que los banquetes con grandes señores, príncipes y prelados.
Una píldora levada (el pan), una dracma de sarmientos (el vino) y la jornada de gallina (el huevo) hacen una buena medicina”. Sin dudas un profeta….Bon Appetit.
El hombre que predijo el fin del mundo para el año 3797, tuvo en su más reconocida obra llamada “Las verdaderas centurias astrológicas y profecías” escrita en 1555, su paso a convertirse en el astrólogo más famoso y renombrado de todos los tiempos, que vaticinó tantas catástrofes a lo largo de los siglos posteriores. Pero no tenemos que dejar a un lado su papel de médico, la utilización de la meditación en sus escritos para “mantener en plena forma el sistema nervioso” y su también famosa obra “Tratado de las confituras” de 1552, donde se refiere a las bondades del “vino hipocrático”.
Es importante destacar que a pesar de que la historia nos dejara su imagen astrológica, Nostradamus no dejó de aplicar las profecías médicas como algo preventivo y curativo, partiendo de la meditación no solo como sinónimo de práctica religiosa, sino también, su aplicación diaria para los nervios y posteriores consecuencias.
Del mismo modo, nos han quedado mucha frases con respecto al vino al cual recomendaba en pequeñas dosis, señalando que “La sangre debe ser limpiada como el viñador limpia los barriles cada vez que se renueva la elaboración del vino”, o “en el invierno la sangre se torna pesada; y si no se aligera puede provocar desgano, lo cual esta considerado como la antesala de muchas enfermedades..” Otras frases que demuestran su interés en su faceta preventiva cuando aconseja “...durante todo el periodo de la cura se recomienda no comer carnes grasas ni cosas picantes, ni beber vinos demasiado generosos”.
En el “Tratado de las confituras” va a escribir sobre el famoso “vino hipocrático” que trascribiremos textualmente: “Tomad en época de vendimia, de alguna vieja viña, uva lo más madura posible. Tomaréis la cantidad de mosto que queráis y lo haréis hervir en un gran caldero. En cuanto comience a hervir y a hacer espuma, con una cuchara perforada o una espumadera quitaréis toda la espuma. Lo haréis hervir a fuego lento hasta que se hayan consumido las tres cuartas partes y quede en forma de jarabe un poco verde, es decir mal cocido. Lo sacaréis entonces del fuego, lo pasaréis por una tela o un tamiz. Hallaréis el fondo algo espeso, pero lo colaréis todo, y lo guardaréis todo en una jarra de vidrio o de arcilla bien barnizada.” Evidentemente Nostradamus sabía de que hablaba cuando se refería al vino, pero siempre lo aconsejaba dentro de los parámetros de la moderación… “Sed sobrios en el beber. Uno o dos vasos de vino dan vivacidad a la mesa, pero cuando la cantidad de vino aumenta, siempre aparecen peligros para nuestra salud. Una comida ingerida en la serenidad de la mesa doméstica resulta mucho más valiosa para la salud, que los banquetes con grandes señores, príncipes y prelados.
Una píldora levada (el pan), una dracma de sarmientos (el vino) y la jornada de gallina (el huevo) hacen una buena medicina”. Sin dudas un profeta….Bon Appetit.