martes, 8 de diciembre de 2009

DIEGO VELAZQUEZ, BACO Y EL VINO

Aparentemente un 6 de junio, pero hace unos 413 años, se producía el nacimiento de Diego Velázquez, una de las figuras más importantes de la pintura española y universal, y seguimos en la línea de enfocar esa perdurable combinación entre el mundo del vino y el maravilloso arte de la pintura, donde vemos que Baco fue abrazado y rediseñado de acuerdo al contexto que el artista quisiera exponer. Y tan es así, que tanto Baco, como dios del vino en la mitología romana, como Dionisio en la mitología griega, van a ser precisamente una de las mayores expresiones que combinarán la majestuosidad de la pintura y la evolución y desarrollo de la vid.
El “El Triunfo de Baco” fue una de sus obras cumbre y conocida popularmente como “Los Borrachos”, fue pintada para Felipe IV entre 1628-1629. Destacaremos que la obra de Velázquez se introduce en la temática mitológica y continuará en los años siguientes con todo un contenido de características más profanas que se verán expresadas en sus obras.
El cuadro nos muestra al dios Baco con un ramo de hojas de vid, sentado sobre un tonel, y su figura se representa muy iluminada. La imágen se encuentra dividida, ya que la parte izquierda presenta a Baco, a otro personaje que aparece detrás y a uno que se encuentra arrodillado para coronarlo, siendo ésta, la parte más clásica de la obra, y en la mitad derecha del cuadro, figuras que representan semblantes curtidos y desgastados de hombres padeciendo los rigores de la vida cotidiana, en los cuales se reflejan los efectos del alcohol; las luces resaltan ciertos claroscuros muy evidentes entre ambos lados de la obra.
Hay varios puntos que parecen deducirse de esta obra: por un lado (centralizándonos en las figuras), a Baco se lo representa como una alegoría de la liberación del hombre con relación a la esclavitud de la vida cotidiana, y Velázquez va a parodiarla espléndidamente; pero también en otro sentido, esta obra sorprenderá por el aspecto vulgar de la escena que iba en dirección contraria a todos los preceptos de las mitologías, y tuvo el efecto intencional de ironizar a los exponentes más representativos de la mitología pagana. Otras de sus grandes obras maestras más recordadas de este gran pintor español, serían Las Meninas y Las Hilanderas.
Para finalizar, Diego Velázquez, como tantos otros grandes exponentes del arte, la pintura o la literatura, sería reconocido muchos años más tarde, para mediados del siglo XIX, en un claro desconocimiento de toda su obra, la cual veremos que no llegaría a trascender históricamente en el campo popular. Desde aquí le dedicamos nuestro humilde homenaje. Bon Appetit.

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