domingo, 3 de enero de 2010

BUKOWSKI Y EL VINO.

Si nos permitimos algunas libres asociaciones, con Charles Bukoski, vamos a tener una asociación sencillamente determinante con el alcohol, ya que el mismo expresaba, (y seguramente demostraba), su amplia capacidad creadora en las situaciones en que compartía la bebida y la escritura.
La vida de Charles Bukoski, transcurrió de un modo, nada rutinario, nació en Aldernach, una ciudad alemana, pero ya con dos años se encontraba viviendo en Los Angeles, el orden y la disciplina que le aplicó su padre fue determinando su personalidad, volviéndolo cada día más solitario y sumamente introvertido, en su adolescencia comenzó su carrera con la bebida, que nunca dejaría, al igual que su carrera con la escritura, que la empezaría de muy jóven, le encantaba ufanarse de que sus primeros poemas hayan sido escritos a los 35 años, escritos tan marcados por esa realidad contrastante y sin límite, rodeada de sexo, alcohol y lujuria.
Bukoski, siempre se permitió estar ubicado del otro lado de la sociedad, y romper con ese “sueño americano”, apoyándose en sus momentos de prepararse a escribir, acompañado de vinos, whiskys, cervezas, y habitando bares con prostitutas, alcohólicos y vagabundos, un mundo tan real, como cruel, que el no iba a dejar pasar sin más. El consideraba que el vino, era su motivación fundamental, para el acto de la creación, sosteniendo "Necesito beber para escribir, escribir para beber. Mi estado de lucidez lo consigo bajo el alcohol", el estilo que desarrolló de escritura fue muy personal, no había concesiones para nadie, muy directo en cada apreciación, teniendo 50 años, en los bares de la ciudad, escribía 12 relatos por semana, entre botellas de vino y cerveza, su arrogancia lo llevaba a agudizar su personalidad, siendo cada día más vanidoso, violento, escatológico y a esa altura ingenuamente irónico.
Los últimos años de su vida lo encontró bebiendo junto a su pareja Linda Lee, vinos de gran calidad, como así también, whiskys mucho más conocidos, no murió como el hubiera querido, seguramente, por ser una figura conocida, pero era conciente de su devenir.. "Pero lo peor de todo es que algún tiempo después de mi muerte se me va a descubrir de verdad. Todos los que me tenía miedo o me odiaban cuando estaba vivo abrazarán de repente mi memoria. Mis palabras estarán en todas partes. Se crearán clubs y sociedades. Será como para ponerse enfermo".
Como muchos sostienen, la lectura de Bukowski, se hacía más impactante a medida que este envejecía, quizás todo su escepticismo lo llevara a experimentar más y mejores historias, con tanta dureza y realismo, como difícilmente, otro pudiera lograrlo, y es que Bukowski, no se iba a reconciliar con la obsecuencia, ni con el andamiaje de historias con final feliz, el sabía que su vida marcaría un sendero de ideas y concepciones, marcadamente más ambiciosas, que todo lo relacionado al pensamiento políticamente correcto. Bon Appetit.

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