Unos días atrás, en un bar de la ciudad, tuve la oportunidad de tomar un trago, que en su esencia, estaba la base de una infusión como el té, y lo anecdótico discurría en todos los ingredientes que lo acompañaban y que resultado final se podía obtener de ello.
Lo cierto es que se componía de vodka, licor de naranja, pulpa de frutilla, jugo de ananá, crema de leche y el té, decorado con una frutilla, no averigüé cuantas partes llevaba de cada uno de ellos, pero, en principio, resultaba una gran combinación.
Servido en una copa Fantasía, en el color predominaba el naranja, pero con tonalidades de teja oscuro, en sus aromas se distinguía el té, pero se sentían todas las notas frutales, y en boca, muy equilibrado, la presencia del vodka, y de la crema de leche, redondeaban el trago, con una untuosidad fascinante, que recorría toda la boca, acompañada por la frescura de las frutas y por el apreciable sabor del té, un trago muy recomendable para después de cenar, ya que resulta casi un postre, muy refrescante y muy nutritivo. Bon Appetit!